Medalla de Honor: James P. Connor

En la mañana del 15 de agosto de 1944 dio inicio la Operación Dragón, el desembarco Aliado en la costa sur de Francia. Frente a Cap Cavalaire, en plena Riviera, estaba desembarcando la 3.ª División de Infantería. Algunas unidades salieron rápidamente de las playas para asegurar el terreno circundante.


La sección de infantería a la que pertenecía el sargento James P. Connor se metió en un campo de minas cuando abandonaba las playas de desembarco. El sargento trató de advertir a sus hombres, pero fue demasiado tarde. El jefe de la sección, segundo teniente John J. Criegh, pisó el cordón de una de ellas y saltó por los aires hecho pedazos. El sargento Connor fue lanzado a tres metros de distancia.

Aturdido y sangrando por el cuello, Connor se puso de pie y trató de reagrupar a los miembros de la sección para replegarse y ponerse a salvo al otro lado de la carretera de la costa. Muy superiores en número, los alemanes estaban atrincherados en un terreno elevado que dominaba la carretera y las playas donde todavía estaban desembarcando las unidades y el equipo de la 3.ª División de Infantería.

La misión de la sección de Connor era avanzar varios miles de metros batidos por cañones flan de 20 mm, morteros, ametralladoras y francotiradores, y destruir las posiciones enemigas lo antes posible.


Cuando el grupo de Connor avanzaba hasta un puente de carretera que había a las afueras de la población de Cavalaire-sur-Mer, disparó y mató a un infante alemán que se descubrió a unos pocos metros. Unos 100 metros después de haber cruzado el puente mató a un francotirador en el mismo momento que otro disparaba y abatía al jefe provisional de la sección. En ese momento Connor quedó al mando de los 36 hombres que componían la unidad.

Poco tiempo después la fuerza había quedado reducida a 20 hombres, que estaban siendo sometidos a un intenso fuego de mortero. La unidad estaba a punto de desmoronarse en la confusión y todos buscaban cobertura. Connor tuvo que desgañitarse gritando que la mejor forma de afrontar un ataque de morteros era avanzar y asaltar su origen, que era la posición fortificada de Cap Cavalaire.


Una vez calmados y reagrupados, los hombres de la sección continuaron el avance. Una ametralladora alemana apostada en las inmediaciones abrió fuego e hirió al sargento Connor en el hombro izquierdo, poco después quedó fuera de combate por la actuación de uno de sus hombres armado con un fusil automático BAR.

Connor se negó a que le miraran la herida e inició con sus hombres un movimiento de flanqueo contra posiciones cercanas de francotiradores. La sección siguió avanzando entre grupos de edificaciones y pequeñas arboledas; a continuación comenzó a ascender por la pendiente que llevaba a la posición fortificada de Cavalaire.

Levantándose rápidamente de un pozo de tirador, un soldado alemán disparó a Connor en una pierna, la tercera herida de la jornada. Éste cayó al suelo. Trató de levantarse pero no pudo. “No obstante”, dice su citación oficial, “desde el suelo dio las órdenes y dirigió a sus hombres en el asalto a la posición enemiga. Contagiados de su feroz determinación, los hombres de la sección, reducida ya a menos de un tercio de sus 36 hombres, flanqueó y cargó contra el enemigo con tal ferocidad que mataron a 7 alemanes, capturaron a 40, destruyeron 3 ametralladoras y consiguieron todos los objetivos asignados”.


De los más de 10 millones de soldados norteamericanos que participaron en la Segunda Guerra Mundial, Connor fue uno de los 434 que consiguieron la Medalla de Honor del Congreso.


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