Medalla de Honor: Vernon McGarity
Era un pequeño chico de pueblo, como Alvin C. York, concretamente de Right, Tennessee. A los diecisiete años se unió al CCC (Cuerpo Civil de Conservación), un programa de inserción laboral del New Deal de Roosevelt, y el día de su 21 cumpleaños, 1 de diciembre de 1942, fue llamado a filas.
Dos años más tarde, en otro día de diciembre, el sargento Vernon McGarity era jefe de escuadra de la Compañía L del 393 Regimiento de Infantería de la 99.ª División de Infantería en el frente belga cerca de un lugar llamado Krinkelt. Esa mañana del 16 de diciembre de 1944 se desencadenó la gran contraofensiva alemana que acabaría conociéndose como la Batalla de las Ardenas con una intensa preparación artillera.
MacGarity fue de los primeros en caer herido. Se las apañó para ir al puesto de primeros auxilios y tras ser tratado de sus heridas se negó a ser evacuado, eligiendo regresar con sus apurados hombres, que estaban teniendo que hacer frente a un auténtico enjambre de fuerzas de infantería y carros de combate en los nevados parajes de la región de las Ardenas.
Los hombres de Mcgarity, que habían recibido órdenes de resistir a toda costa, lucharon con tal tenacidad que no pudieron ser desalojados a pesar del mortífero fuego enemigo y de la pérdida de las comunicaciones. En cierto momento, McGarity desafió ese fuego para acudir a una posición adelantada a rescatar a un compañero herido.
Durante la noche continuó alentando a sus hombres para que resistieran. A la mañana siguiente atacaron los alemanes con carros de combate e infantería. En mitad del fuego salió corriendo hasta una posición ventajosa y puso fuera de combate al primer carro de una columna de blindados con una granada de bazuca.
Entre tanto, los soldados de su posición dispararon con todo lo que tenían, obligando a retirarse a la infantería enemiga y a otros tres carros enemigos. McGarity aprovechó la ocasión para rescatar a otro soldado norteamericano herido y ordenó que se abriese fuego contra una pieza de artillería ligera que estaban emplazando los alemanes para disparar contra su posición.
Tras solicitar un recuento, sus hombres le informaron de que se estaban quedando sin munición. Había un pequeño depósito dispuesto en un agujero a unos cien metros por delante de la línea defensiva de su escuadra, en la dirección del enemigo. Sin dudarlo, corrió hasta aquel lugar y recuperó la munición ignorando el fuego enemigo.
Para entonces los alemanes habían rodeado la posición y emplazado una ametralladora en su retaguardia, la única ruta de retirada que les quedaba. No se lo pensó un momento. A McGarity no le quedaba otra opción que tratar de destruir aquella posición. Salió corriendo de su parapeto y entre un diluvio de balas fue matando con un fuego preciso a los sirvientes de ametralladora alemanes, impidiendo que el emplazamiento pudiese ser guarnecido de nuevo.
Pese a lo enconado de su defensa, la unidad de McGarity no dejaba de ser una escuadra y finalmente sus hombres se quedaron sin munición. Tocaba marchar al cautiverio para lo que quedaba de guerra, pero ellos ya habían cumplido con su parte, en especial su jefe de escuadra Vernon McGarity.
Por las acciones desempeñadas aquel día McGarity recibió la Medalla de Honor del Congreso, que en su expediente contradictorio reflejaba: “El extraordinario valor y el extremo sentido del deber del sargento McGarity propició una notable acción de retardo que proporcionó el tiempo necesario para la concentración de reservas y la formación de una línea contra la que acabó estrellándose el poder ofensivo alemán”.
Como su paisano de Tennesse y sargento del ejército, Alvin C. York, Vernon McGarity regresó a casa una vez liberado y finalizada la guerra con la Medalla de Honor y varias condecoraciones más, entre las que se hallan el Corazón Púrpura y la Cruz de Prisionero. Falleció en 2013 a la edad de 91 años.
Dos años más tarde, en otro día de diciembre, el sargento Vernon McGarity era jefe de escuadra de la Compañía L del 393 Regimiento de Infantería de la 99.ª División de Infantería en el frente belga cerca de un lugar llamado Krinkelt. Esa mañana del 16 de diciembre de 1944 se desencadenó la gran contraofensiva alemana que acabaría conociéndose como la Batalla de las Ardenas con una intensa preparación artillera.
MacGarity fue de los primeros en caer herido. Se las apañó para ir al puesto de primeros auxilios y tras ser tratado de sus heridas se negó a ser evacuado, eligiendo regresar con sus apurados hombres, que estaban teniendo que hacer frente a un auténtico enjambre de fuerzas de infantería y carros de combate en los nevados parajes de la región de las Ardenas.
Los hombres de Mcgarity, que habían recibido órdenes de resistir a toda costa, lucharon con tal tenacidad que no pudieron ser desalojados a pesar del mortífero fuego enemigo y de la pérdida de las comunicaciones. En cierto momento, McGarity desafió ese fuego para acudir a una posición adelantada a rescatar a un compañero herido.
Durante la noche continuó alentando a sus hombres para que resistieran. A la mañana siguiente atacaron los alemanes con carros de combate e infantería. En mitad del fuego salió corriendo hasta una posición ventajosa y puso fuera de combate al primer carro de una columna de blindados con una granada de bazuca.
Tras solicitar un recuento, sus hombres le informaron de que se estaban quedando sin munición. Había un pequeño depósito dispuesto en un agujero a unos cien metros por delante de la línea defensiva de su escuadra, en la dirección del enemigo. Sin dudarlo, corrió hasta aquel lugar y recuperó la munición ignorando el fuego enemigo.
Para entonces los alemanes habían rodeado la posición y emplazado una ametralladora en su retaguardia, la única ruta de retirada que les quedaba. No se lo pensó un momento. A McGarity no le quedaba otra opción que tratar de destruir aquella posición. Salió corriendo de su parapeto y entre un diluvio de balas fue matando con un fuego preciso a los sirvientes de ametralladora alemanes, impidiendo que el emplazamiento pudiese ser guarnecido de nuevo.
Por las acciones desempeñadas aquel día McGarity recibió la Medalla de Honor del Congreso, que en su expediente contradictorio reflejaba: “El extraordinario valor y el extremo sentido del deber del sargento McGarity propició una notable acción de retardo que proporcionó el tiempo necesario para la concentración de reservas y la formación de una línea contra la que acabó estrellándose el poder ofensivo alemán”.
Como su paisano de Tennesse y sargento del ejército, Alvin C. York, Vernon McGarity regresó a casa una vez liberado y finalizada la guerra con la Medalla de Honor y varias condecoraciones más, entre las que se hallan el Corazón Púrpura y la Cruz de Prisionero. Falleció en 2013 a la edad de 91 años.
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