Medalla de Honor: Silvestre S. Herrera
Cargaba él solo contra un nido de ametralladoras alemán y con los dos primeros pasos pisó dos minas que le volaron ambos pies. Siguió disparando con precisión desde donde había caído, manteniendo a los alemanes a cubierto y facilitando que su escuadra tomara finalmente la posición. Es la historia de Silvestre S. Herrera.
Aunque en la proposición para la Medalla de Honor del Congreso aparece El Paso, Texas, como lugar de nacimiento, Silvestre Herrera nació en realidad en Camargo, una población rural en estado norteño mejicano de Chihuahua el 17 de julio de 1917. Quedó huérfano a muy corta edad y un tío suyo se hizo cargo de él. Poco tiempo después ambos cruzaron la frontera por El Paso, Texas en busca de una vida mejor.
Silvestre comenzó a trabajar desde muy pronta edad como jornalero en una granja y en otros trabajos poco remunerados y de gran dureza. Su tío le había ocultado desde siempre que no era su verdadero padre y que en realidad eran ciudadanos mejicanos. Tiempo después, Herrera se mudó a Phoenix, Arizona, donde encontró un empleo como mecánico en una granja lechera y acabó casándose con Ramona.
En 1944, Herrera recibió la notificación de la llamada a filas. Este hecho inesperado precipitó una serie de confesiones sobre su pasado. Su tío no tuvo más remedio que revelar que no era su verdadero padre y que había nacido en Méjico, por lo que no tenía obligación de acudir a filas. A pesar de estas noticias y de que ya tenía tres hijos, y uno en camino, con Ramona, Silvestre decidió alistarse en el ejército, por sentido del deber y por no considerar moralmente aceptable que alguien fuera en su lugar.
Herrera fue asignado a la Compañía E del 142 Regimiento de Infantería de la 36ª División de Infantería. Esta unidad pertenecía a la Guardia Nacional de Texas y estaba destinada a luchar en el teatro de operaciones europeo. El bautismo de fuego fue en Italia, y luego participó en la Operación Dragoon, la invasión del sur de Francia. Al principio la resistencia fue escasa, pero a medida que los alemanes se fueron retirando hacia terreno más montañoso, su resistencia se incrementó.
El 15 de marzo de 1945, cuando su sección avanzaba por un sendero del bosque en Mertzwiller, Francia, un nido de ametralladoras alemán abrió fuego, fijando al suelo a la unidad. Por propia iniciativa, Herrera se levantó y cargó contra la posición enemiga disparando su M-1 garand desde la cadera y lanzando granadas. A continuación, ocho soldados alemanes impactados por la reacción de Silvestre, se rindieron y la posición fue capturada.
Una vez la sección hubo continuado el avance, fue detenida de nuevo por un intenso fuego de ametralladora. Herrera se levantó otra vez para cargar contra la posición enemiga, que esta vez estaba protegida por un extenso campo de minas. Por desgracia, pisó primero una mina, y luego otra, perdiendo ambos pies. A pesar del terrible dolor y de la severa hemorragia, Silvestre continuó disparando de forma precisa contra el enemigo, forzándolo a ponerse a cubierto y permitiendo a los miembros de su escuadra flanquear la posición y tomar el emplazamiento enemigo. Una vez asegurada la zona fue trasladado inmediatamente a un hospital de campaña y de allí evacuado a Estados Unidos.
El 23 de agosto de 1945, el presidente Harry Truman lo condecoró con la Medalla de Honor del Congreso en una emotiva ceremonia en la que el soldado lisiado acudió a recibirla empujando su silla de ruedas. Posteriormente regresó a Phoenix, donde fue recibido como un héroe. Se trataba del primer ciudadano de Arizona que recibía la máxima condecoración norteamericana al valor, y en agradecimiento, los habitantes de este estado norteamericano recaudaron 14.000 dólares para Herrera y su familia. Silvestre se licenció con honores como sargento en 1946. Cuando se descubrió que administrativamente seguía siendo ciudadano mejicano se le otorgó inmediatamente la nacionalidad norteamericana.
Herrera vivió el resto de su vida en Phoenix y tuvo cinco hijos con su esposa. Se diseñaron para él unas piernas ortopédicas especiales que le proporcionaron una cierta movilidad y abrió un negocio de artesanía del cuero. Cuando la historia de Silvestre llegó a oídos del gobierno mejicano, éste le concedió la Orden del Mérito Militar de Primera Clase, la más alta decoración al valor de Méjico.
Murió el 26 de noviembre de 2007 en Glendale, Arizona, con 90 años y está enterrado en el cementerio de Resthaven Park. Un colegio de primaria de Phoenix y el Cuartel General del 164º Grupo de Apoyo al Cuerpo de Ejército, basado en Mesa, Arizona, llevan su nombre.
Silvestre comenzó a trabajar desde muy pronta edad como jornalero en una granja y en otros trabajos poco remunerados y de gran dureza. Su tío le había ocultado desde siempre que no era su verdadero padre y que en realidad eran ciudadanos mejicanos. Tiempo después, Herrera se mudó a Phoenix, Arizona, donde encontró un empleo como mecánico en una granja lechera y acabó casándose con Ramona.
Herrera fue asignado a la Compañía E del 142 Regimiento de Infantería de la 36ª División de Infantería. Esta unidad pertenecía a la Guardia Nacional de Texas y estaba destinada a luchar en el teatro de operaciones europeo. El bautismo de fuego fue en Italia, y luego participó en la Operación Dragoon, la invasión del sur de Francia. Al principio la resistencia fue escasa, pero a medida que los alemanes se fueron retirando hacia terreno más montañoso, su resistencia se incrementó.
El 15 de marzo de 1945, cuando su sección avanzaba por un sendero del bosque en Mertzwiller, Francia, un nido de ametralladoras alemán abrió fuego, fijando al suelo a la unidad. Por propia iniciativa, Herrera se levantó y cargó contra la posición enemiga disparando su M-1 garand desde la cadera y lanzando granadas. A continuación, ocho soldados alemanes impactados por la reacción de Silvestre, se rindieron y la posición fue capturada.
Una vez la sección hubo continuado el avance, fue detenida de nuevo por un intenso fuego de ametralladora. Herrera se levantó otra vez para cargar contra la posición enemiga, que esta vez estaba protegida por un extenso campo de minas. Por desgracia, pisó primero una mina, y luego otra, perdiendo ambos pies. A pesar del terrible dolor y de la severa hemorragia, Silvestre continuó disparando de forma precisa contra el enemigo, forzándolo a ponerse a cubierto y permitiendo a los miembros de su escuadra flanquear la posición y tomar el emplazamiento enemigo. Una vez asegurada la zona fue trasladado inmediatamente a un hospital de campaña y de allí evacuado a Estados Unidos.
Herrera vivió el resto de su vida en Phoenix y tuvo cinco hijos con su esposa. Se diseñaron para él unas piernas ortopédicas especiales que le proporcionaron una cierta movilidad y abrió un negocio de artesanía del cuero. Cuando la historia de Silvestre llegó a oídos del gobierno mejicano, éste le concedió la Orden del Mérito Militar de Primera Clase, la más alta decoración al valor de Méjico.
Murió el 26 de noviembre de 2007 en Glendale, Arizona, con 90 años y está enterrado en el cementerio de Resthaven Park. Un colegio de primaria de Phoenix y el Cuartel General del 164º Grupo de Apoyo al Cuerpo de Ejército, basado en Mesa, Arizona, llevan su nombre.
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